ENTREVISTA
13 mar 2025
15:30h
5 Min. de lectura
Lucía Guardiola, bailarina profesional
"En España la industria de la danza ya está repartida"
Hablamos con Lucía Guardiola sobre su salto internacional en la danza, su experiencia como mujer en la industria y cómo las diferentes culturas de China y Dubái han influido en su carrera y visión del mundo del baile.

Fotografía del photobook de Lucía Guardiola
LUCÍA GUARDIOLA
ANNA MARTÍN
Castellón de la Plana, 13 de marzo de 2025 - Lucía Guardiola, bailarina natural de Castellón y de 25 años de edad, ha transformado su verdadera pasión por la danza en un recorrido que le ha conducido a conocer diferentes lugares del mundo. Así, formado en Valencia y Madrid, tuvo la oportunidad de dar el salto a Miami, su primer contacto con su carrera internacional. Tras unas semanas de vuelta en nuestro país, decidió dar un paso más y cambiar de ubicación y tenía todo claro: se iba a vivir a China. Hoy en día, sigue su recorrido hacia la profesionalidad: ahora, se encuentra en Dubái.
Llegando a cada nuevo país, ha tenido vivencias que van más allá la danza y que han supuesto la mezcla de la adaptación cultural, pasar por procesos de casting o la búsqueda implacable de nuevas oportunidades de trabajo en una industria tan exigente como la suya. Hoy, desde Dubái, nos cuenta cómo ha sido todo este recorrido y qué ha ido aprendiendo por el camino.
Empezaste en Castellón, pero ahora estás viviendo en Dubái. ¿En qué momento decidiste que querías salir de España para seguir creciendo como bailarina?
Siempre supe que quería dedicarme a la danza, y la verdad es que España es un lugar increíble para formarse. Hay muchísimo talento y nivel, y una gran cantidad de profesionales que te ayudan a crecer. Sin embargo, en España la industria de la danza ya está repartida, y todo se mueve mucho por contactos que ya están muy cerrados.
Cuando te encuentras preparado y decides que quieres vivir de ello, te das cuenta de que las oportunidades para empezar a trabajar de verdad son limitadas. Es complicado hacerse un hueco, porque la competencia es muy alta y los trabajos o proyectos suelen estar muy ligados a esos círculos cerrados. Por eso decidí salir, porque sabía que fuera de España tendría más posibilidades de desarrollarme y de empezar a currar en lo que realmente quería hacer.
Hablando de tus primeras experiencias fuera, ¿cómo fue tu etapa en Miami?
Miami fue una experiencia complicada, la verdad. Iba con muchas expectativas, pero las condiciones no eran las que esperaba. Al final no me sentí cómoda, así que decidí volver a España. Durante esos años aproveché para seguir formándome y también para trabajar impartiendo clases de baile urbano, en varios musicales, en dinners shows, etc. Ahora mirándolo con perspectiva veo que fue la mejor decisión, ya que me permitió seguir en contacto con la danza a la vez que generaba ingresos.
Después de esa etapa, llegó China. ¿Cómo surgió la oportunidad para trabajar allí?
Fue bastante rápido, hice un casting en mayo y en agosto ya estaba allí. China tiene una industria de la danza gigante, y para los perfiles occidentales, como el mío, hay muchísimas oportunidades. El contacto vino directamente de la empresa con la que trabajé, y me facilitaron absolutamente todo: el papeleo, alojamiento, vuelos… Fue una experiencia increíble en ese sentido.
¿Cómo viviste trabajar en un dinner show en China?
El trabajo en Shanghai (China) fue bastante intenso, pero muy enriquecedor. Aprendí mucho y la industria allí es muy dinámica. Sin embargo, en cuanto a la imagen, me sorprendió que la estética europea tenía un gran impacto. Fue algo que noté mucho cuando llegué. A nivel físico, hay un enfoque muy marcado hacia los cuerpos más delgados, pero tuve suerte de que mi cuerpo no estaba tan alejado de lo que buscan, ya que no me encasillaba en un perfil demasiado delgado ni muy musculoso.
Tras tu paso por Shanghai, ¿cómo llega la oportunidad en Dubái?
El negocio en China puede ser muy inestable, y un día, de repente, la empresa con la que estaba cerró. Decidí que no era el momento de volver a España y busqué otras opciones. Fue entonces cuando me puse en contacto con un familiar que vive en Dubái y, poco después, comencé a moverme por mi cuenta, asistiendo a clases de baile y conociendo gente. Surgió la oportunidad de sustituir a un profesor en una escuela 'guay' de aquí y, luego, hice un casting para una película y... hasta ahora.
¿Cómo fue esa transición de China a Dubái?
Fue un cambio grande, pero lo bueno es que aquí todo está muy internacional, lo que facilita la adaptación. La industria de la danza en Dubái es muy diferente a la de China, aunque también es muy dinámica. Lo bueno es que las oportunidades aparecen si estás dispuesto a moverte y aprovecharlas.
Hablando de la industria en general, ¿sientes que ser mujer influye en tu carrera?
Es algo que he notado, sí. La industria siempre ha tenido esa tendencia a buscar cuerpos muy delgados. Yo tengo suerte porque mi cuerpo encaja en el estándar que se busca, pero sé que la presión es muy alta para todas las mujeres, especialmente las bailarinas. Aunque ahora las cosas están empezando a cambiar poco a poco, sigue siendo un desafío.
¿Has notado diferencias en la forma en que se percibe a las mujeres en los diferentes lugares en los que has trabajado?
Definitivamente. En China, por ejemplo, el cuerpo europeo llama muchísimo la atención. Lo noté tanto a nivel físico como en la percepción que tenían de las bailarinas de fuera. En Dubái, el choque cultural es algo que se nota más fuera del escenario, en el backstage, en las relaciones con directores o nativos. Pero, durante el trabajo, la diferencia cultural no es tan evidente.
A lo largo de todos estos cambios de ciudad y cultura, ¿cómo te ha afectado emocionalmente el estar lejos de casa?
La verdad es que es un camino bastante solitario, sí. Dejas atrás a la familia, a los amigos, la seguridad de casa… Pero, por otro lado, siempre he pensado que lo que realmente me mueve es el baile, y eso es lo que me da la fuerza para seguir adelante. Soy un "culo inquieto", siempre me gusta estar de aquí para allá, y aunque a veces sea duro, sé que el baile me permite vivir experiencias que de otro modo no tendría. Creo que ya tendré tiempo en la vida para quedarme en un sitio fijo; por ahora, me gusta la libertad de moverme, explorar y aprender de las diferentes culturas que voy conociendo.
Ahora que llevas tiempo en Dubái, ¿qué diferencias encuentras entre esta ciudad y las anteriores en cuanto a la industria de la danza?
La verdad es que, en Dubái, la industria es muy abierta, y hay muchísima diversidad. Las oportunidades aquí surgen de manera inesperada. Pasé de estar tomando clases a sustituir a un profesor, y de ahí a hacer un casting para una película en cuestión de meses. Es una ciudad donde el ritmo de trabajo es muy acelerado, y si te mueves, las puertas se abren rápido.
¿Qué es lo que más te ha sorprendido del ritmo de trabajo en Dubái?
Lo que me sorprendió es lo rápido que todo avanza aquí. Hay muchísima competencia, pero también muchísimas oportunidades, especialmente si estás dispuesta a moverte rápido. Aquí se valora mucho la proactividad y la capacidad de tomar decisiones al momento.
Después de todo lo que has vivido, ¿cómo te ves en el futuro?
Ahora mismo, mi enfoque está en disfrutar de las oportunidades que tengo aquí en Dubái, pero no cierro puertas. Soy consciente de que el camino de la danza puede ser muy cambiante, y en cualquier momento puede surgir una nueva oportunidad en otro lugar. La danza siempre ha sido mi motor, y seguiré luchando por hacer de ella mi vida, donde sea que me lleve el destino. Pero... soy géminis, siempre lo digo, porque ¿quién sabe? Mi cabeza cambia constantemente de opinión, igual mañana pienso todo lo contrario.
Lucía Guardiola bailando 'heels'
LUCÍA GUARDIOLA

LUCÍA GUARDIOLA
Te recomendamos
.jpg)

