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REPORTAJE

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24 abril 2025

12:49h

8 Min. de lectura

El deporte femenino sigue esquivando obstáculos

Pese a los avances conseguidos en las últimas décadas, la igualdad de género en el deporte continúa siendo una meta lejana

SANDRA POLES

Castellón de la Plana, 24 de abril de 2025 - Las mujeres deportistas siguen enfrentándose a numerosas barreras estructurales, económicas y sociales que limitan su desarrollo profesional y su visibilidad pública. Uno de los ejemplos más claros de esta desigualdad se encuentra en el fútbol. Hasta el año 2020, las futbolistas de la Primera División femenina no contaban con un convenio colectivo que garantizara unas condiciones laborales mínimas. Solo tras una huelga histórica se logró un acuerdo que estableció un salario mínimo de 16.000 euros anuales, una cifra muy alejada de los más de 180.000 euros que cobra, como mínimo, un jugador en la Primera División masculina.

Pero esta disparidad no se limita al fútbol. Un informe del Consejo Superior de Deportes (CSD) y el Instituto de la Mujer revela que la brecha salarial media en el deporte español supera el 40% en disciplinas profesionales y semiprofesionales. Vanessa Rubio, entrenadora y jugadora de balonmano en el Atticgo Balonmano Elche, afirma que “El problema no es solo el sueldo base. Hay diferencias en premios, en patrocinios, en visibilidad... Es estructural”. En la misma línea, Ruth Poles, entrenadora y jugadora en el Club Handbol de Onda, denuncia: “Nuestro sueldo también es menor que el de ellos, y eso al final te hace replantearte si seguir haciendo lo que más te gusta o dejarlo de lado, no nos parece justo”.

La invisibilidad mediática de las mujeres deportistas es otro de los grandes retos. Según el estudio “Mujer y Deporte en los Medios”, elaborado por el Consejo Audiovisual de Cataluña, solo un 6% de las noticias deportivas en televisión están centradas en mujeres. Y cuando sí aparecen, con frecuencia se pone el foco en aspectos personales o estéticos, más que en su rendimiento o logros profesionales.

Incluso en eventos como los Juegos Olímpicos, donde las deportistas españolas han destacado (como en Río 2016, donde ganaron más medallas que sus compañeros), la cobertura mediática sigue siendo significativamente menor.  Y cuando sí aparecen, con frecuencia se pone el foco en aspectos personales o estéticos, más que en su rendimiento o logros profesionales.

Participación desigual: desde la base hasta la élite

La Encuesta de Hábitos Deportivos en España (2022) del Ministerio de Cultura y Deporte evidencia una diferencia clara en la práctica deportiva: el 56% de los hombres practica deporte regularmente, frente al 47% de las mujeres. Esta desigualdad se refleja también en las federaciones deportivas, donde solo el 25% de las licencias pertenecen a mujeres.​​ Anna Porcar, entrenadora en el Club Baloncesto Onda, afirma que “La falta de referentes femeninos en los deportes y los estereotipos siguen frenan la participación desde edades tempranas”

Aunque disciplinas como el atletismo o el balonmano han avanzado hacia una mayor inclusión, otros deportes como el ciclismo o el automovilismo siguen siendo casi exclusivos del universo masculino.

En muchas disciplinas, además, las deportistas enfrentan condiciones logísticas muy desiguales. “A la hora de recoger el material, los chicos lo tienen todo guardado en un almacén y nosotras nos tenemos que buscar la vida o incluso comprar material porque nos faltan muchísimas cosas”, señala Poles. A eso se suman los horarios imposibles que dificultan la conciliación: “Nos ponen unos horarios super tarde y no tienes tiempo de hacer nada".

La falta de representación femenina en los puestos de dirección deportiva es otra manifestación clara de desigualdad. Según el informe del CSD sobre órganos de gobierno en el deporte (2023), solo el 23% de los cargos directivos en federaciones están ocupados por mujeres, y en algunas federaciones autonómicas este porcentaje desciende al 10%. “No se trata solo de cuotas, también se necesita a más mujeres tomando decisiones para que se reflejen nuestras necesidades y puntos de vista”, señala Vanessa Rubio.

La escasa presencia femenina en la toma de decisiones dificulta la implantación de políticas de igualdad efectivas y limita la aparición de referentes femeninos en posiciones de liderazgo. La falta de liderazgo femenino se traduce también, muchas veces, en una gestión desigual de recursos. “Conseguir autobuses para ir a los partidos, también es difícil, mientras que a los equipos masculinos se lo proporcionan enseguida”, denuncia Elena Varella, jugadora de fútbol.

Iniciativas y avances: pasos en la dirección correcta, pero insuficientes

A pesar del panorama, se han puesto en marcha varias iniciativas para revertir esta situación. Programas como Mujer y Deporte, impulsado por el CSD, ofrecen subvenciones para fomentar la participación femenina. La Ley del Deporte de 2022 también incorpora la perspectiva de género en la planificación y financiación deportiva.

Otro hito ha sido el reconocimiento de la Liga F como competición profesional en 2022. Sin embargo, su implementación ha estado rodeada de polémica y desigualdades en recursos, lo que evidencia que el camino aún es largo.

Rubio reconoce algunos de estos avances: “Se están dando casos en los que se están proporcionando algunas becas para que pueda apuntarse más gente a los clubs, y darlos a conocer”.​ El silbato ha sonado, pero el partido por la igualdad continúa. En los campos, en los despachos y en las pantallas, las mujeres siguen luchando por ocupar un lugar que, por derecho y mérito, ya les pertenece.​​​​​​​​

ESQUEMA DESIGUALDADES

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