REPORTAJE
26 mar 2025
13:48h
10 Min. de lectura
La delgada línea entre la autoexigencia deportiva y la obsesión
¿Sabemos fijar el límite entre la autoexigencia y la obsesión? A través de la voz de tres profesionales del ámbito deportivo y el fitness, intentamos comprender qué comportamientos son propios de una relación obsesiva con la nutrición y el deporte.
ANNA MARTÍN Y DIEGO MARCO
Castellón de la Plana, 31 de marzo de 2025 - La ‘vida saludable’ se concibe como ese modelo de vida ejemplar e ideal para la mayoría de la sociedad a día de hoy. Preparadores físicos como Gerard Bailach, técnico del CEA Bétera de triatlón, se refieren a ella con cuatro elementos ‘básicos’: el sueño, la alimentación, la actividad física diaria y, finalmente, el equilibrio a encontrar entre los tres aspectos anteriores y la conciliación de una vida familiar y personal. Pero bien es cierto que este concepto, en muchas ocasiones, empieza a diluirse en la obsesión por un físico concreto y, se dejan de lado cuestiones que completan el bienestar real.
La psicóloga Patricia Gual, investigadora en la Universitat Jaume I, señala que ciertos comportamientos son señales de alerta: la ansiedad por no entrenar, la obsesión por el control calórico y el aislamiento social. "El problema es que estas conductas suelen ser socialmente aplaudidas, lo que dificulta que la persona reconozca el problema", explica. Ambos profesionales coinciden en que las redes sociales han desencadenado conductas inspiradas por la imagen idealizada de los cuerpos y la vida ‘fit’, que desenlazan comportamientos basados en la frustración, la comparación y la autoexigencia constante.
La ansiedad por ‘no entrenar’
"El no entrenar se siente como una falta de control sobre uno mismo", anota Gerard Bailach. Esta necesidad constante de mantener una rutina de ejercicio puede transformarse en una dependencia emocional que causa malestar tanto físico como psicológico. Cuando el entrenamiento se convierte en una obligación diaria, la falta de actividad puede generar ansiedad, irritabilidad y una sensación de incompletitud. Patricia Gual, señala que "la ansiedad por no entrenar puede ser un reflejo de una disonancia cognitiva, donde la persona enfrenta un conflicto entre sus expectativas y su realidad". Así, el ejercicio, en lugar de ser una fuente de bienestar, se transforma en una fuente de estrés, ya que se considera esencial para mantener el equilibrio emocional. La incapacidad de seguir la rutina provoca un malestar que impacta tanto en el cuerpo como en la mente, reafirmando la idea de que la búsqueda de un ideal físico puede ser perjudicial.
Marta Barruguer añade que "muchos se sienten culpables si no entrenan, como si no pudieran justificar su bienestar". Este tipo de pensamientos refuerza la idea de que el bienestar físico y mental están estrictamente ligados a cumplir con las expectativas externas, y no a una verdadera conexión con el cuerpo y sus necesidades.
Control calórico
El auge de las redes sociales y las aplicaciones que monitorizan la alimentación ha provocado una creciente obsesión por el control calórico y la búsqueda de una dieta "perfecta". Sin embargo, como advierte la psicóloga Patricia Gual, "el autocuidado deja de ser saludable cuando, en lugar de sumar bienestar, empieza a generar malestar o interfiere en distintas áreas de la vida".
Este fenómeno, cada vez más común entre jóvenes, surge de la constante exposición a información nutricional en redes sociales, donde abundan mitos y consejos sin base científica que promueven la restricción extrema y la culpa al comer. Según Gual, "la búsqueda de un cuerpo perfecto genera frustración, baja autoestima y una desconexión total con las necesidades reales del cuerpo", lo que puede derivar en trastornos de la conducta alimentaria. Además, el uso excesivo de apps que controlan calorías refuerza la idea de que nuestra valía personal depende del control sobre la comida, una conducta que, lejos de ser saludable, acaba afectando gravemente la salud mental.
Marta Barruguer coincide con este análisis y añade: "El autocuidado en redes sociales a menudo se convierte en una herramienta de autoexigencia en lugar de bienestar. Muchas personas empiezan a ver su cuerpo como un proyecto que debe ser optimizado constantemente". Esta forma de pensar puede llevar a un ciclo constante de insatisfacción y malestar emocional, sin un enfoque genuino en la salud.
El aislamiento social
La desconexión con el entorno es uno de los efectos más evidentes cuando la rutina deportiva se convierte en una obsesión. Según Patricia Gual, "la restricción de las interacciones sociales actúa como un refuerzo negativo, ya que elimina cualquier estímulo externo que pueda cuestionar la conducta, consolidando así el patrón obsesivo". Esta conducta, que es bastante común entre quienes sienten una necesidad constante de entrenar, se manifiesta en el rechazo a planes sociales o en la ansiedad por no cumplir con la rutina.
Bailach lo observa con frecuencia en el ámbito del triatlón: "Muchos deportistas sacrifican su vida social para no fallar en el entrenamiento, lo que termina por aislarlos emocionalmente". Este distanciamiento, lejos de ser una simple decisión personal, responde a un mecanismo de control y autoexigencia que acaba afectando la salud mental y dificulta la ruptura con esta dinámica tóxica.
Según la atleta del Bikini Fitness, Marta Barruguer, "este aislamiento social va más allá del deporte. La presión por seguir la dieta perfecta también hace que muchas personas se alejen de actividades sociales, como cenas o reuniones familiares, por miedo a no controlar lo que comen". Esta tendencia a priorizar la perfección sobre el disfrute real de la vida puede tener consecuencias negativas a largo plazo, tanto en las relaciones personales como en la salud emocional.

Marta Barruguer, que lleva años en el ámbito de la nutrición y el deporte, dada su participación en competiciones 'bikini fitness', asegura que "el control calórico y el seguimiento estricto de dietas o rutinas de entrenamiento pueden crear una distorsión en lo que entendemos por bienestar".
Ella considera que "se crea una falsa expectativa de lo que es una vida saludable", y recalca que "el miedo a no entrenar o a no seguir la dieta al pie de la letra se vuelve un ciclo perjudicial para la salud mental, afectando incluso las relaciones personales".
Marta Barruguer en el Campeonato Nacional de IFBB 2022
MARTA BARRUGUER
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