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EDITORIAL

25 mar 2025

12:00h

4 Min. de lectura

Desafíos en la maternidad y el equilibrio Personal

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Mujer embarazada

PEXELS

Hablar de deporte y mujer, especialmente cuando se trata de la maternidad, implica reconocer los múltiples desafíos que enfrentan las mujeres para mantener su bienestar físico y emocional. A pesar de que el mundo del deporte ha avanzado significativamente en términos de visibilidad femenina, las madres siguen luchando por encontrar el equilibrio entre la maternidad, el trabajo y la actividad física. Esto se convierte en un dilema que muchas veces se resuelve a costa de la salud y el bienestar de la mujer.

Uno de los obstáculos más evidentes es el tiempo. La maternidad, sobre todo en sus primeros años, consume una gran parte de la vida de las mujeres. Las responsabilidades del hogar, las demandas del trabajo y, por supuesto, las necesidades de los hijos, dejan poco espacio para el ejercicio físico. El deporte, que alguna vez fue una prioridad, pasa a ser una actividad secundaria, cuando no se convierte en una fuente de culpa. Las mujeres muchas veces sienten que no pueden tomarse un tiempo para ellas mismas sin sentirse egoístas, sin embargo, esto refleja una presión social que no considera que el bienestar físico y mental de una madre es esencial para su familia.

Además, el retorno al ejercicio después del embarazo es otro desafío. El proceso de recuperación postparto es complejo y debe ser tratado con cuidado. Muchas mujeres enfrentan la presión de “recuperar la figura” rápidamente, lo que puede ser perjudicial tanto física como emocionalmente. A menudo, este retorno se realiza sin la supervisión adecuada, lo que aumenta el riesgo de lesiones. El estigma que rodea a las mujeres postparto, tanto en el ámbito deportivo como social, refleja una falta de comprensión sobre los procesos fisiológicos que atraviesan las madres.

A todo esto se suman los prejuicios, que siguen presentes en muchas sociedades, sobre las madres y el deporte. La cultura popular muchas veces minimiza la importancia de que una madre cuide de sí misma. La imagen de la madre perfecta, que debe anteponer siempre las necesidades de los hijos a las suyas propias, sigue predominando. Este mensaje social contribuye a la culpabilidad de las mujeres que buscan espacio para hacer deporte. Sin embargo, es crucial entender que el deporte no es un lujo, sino una necesidad que mejora la salud física y mental de la mujer, y por ende, su capacidad de ser madre.

Las soluciones son posibles, pero requieren un cambio de mentalidad. Es necesario que las madres cuenten con el apoyo adecuado, ya sea de su entorno cercano o de servicios como guarderías en gimnasios, para poder ejercitarse sin preocupaciones. Las instalaciones deportivas deben ser conscientes de la importancia de crear espacios inclusivos para madres, y el deporte debe dejar de ser visto como un espacio exclusivo de “tiempo libre” para convertirse en una necesidad básica de bienestar.

En definitiva, la maternidad y el deporte no son incompatibles, pero el camino hacia un equilibrio real requiere de un esfuerzo conjunto entre la mujer, la sociedad y las estructuras deportivas. Las madres deben ser libres de priorizar su salud sin ser juzgadas, y el deporte debe ser un aliado, no una carga más.

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